lunes, 28 de septiembre de 2015

Conectada a la línea

Una joven mujer estaba cierta vez escalando el pico de una alta montaña en Sudamérica. Ella era la tercera escaladora en la línea y tenía a dos escaladores más detrás de ella.

"Ensanchaste mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado."  
Salmo 18:36

Esta línea iba atada por una cuerda que aseguraba la posición de cada uno. 
Si uno resbalaba, los otros podían combinar su fuerza para levantarle y ponerla firme sobre sus pies.
El Cuerpo de Cristo está conectado por la vida en común la fe en Él. 
Hay muchas mujeres que caminan delante de nosotras y otras muchas que van detrás al escalar las alturas de nuestra vida mientras somos formadas por el Padre a la imagen de Cristo.
Cuando una resbala y cae, todos los miembros la sostienen porque están estrechamente relacionadas entre sí. Por lo tanto, el permitir que una hermana siga en la condición de caída significa un peligro para nuestra propia posición. Inmediatamente deberíamos tenderle nuestra mano de ayuda, aún para nuestra propia seguridad.

¿Qué sucedería si aquellas que están a nuestro alrededor no están funcionando debidamente y respondiendo a sus dones y llamamiento? ¿Y qué si nosotras, querida Amiga, resbalásemos y ninguna nos alcanza una mano de auxilio? 
Dios ha ordenado el ministerio del Cuerpo de Cristo y sigue balanceándolo y equilibrándolo, ensanchando bajo nuestros pies un lugar seguro en la peligrosa y escarpada subida hacia las alturas espirituales.

Pero que papel tan importante tenemos en levantar y edificar a las mujeres cristianas que están a nuestro lado. Si funcionamos correctamente en nuestros dones y llamamiento, a lo largo de toda la "línea" de cristianas habrá un sentimiento de seguridad y confort.
Las otras mujeres cristianas no pueden ensanchar sus pasos debajo nuestro, sino solo ayudar en el ministerio. Tu fuente será siempre y únicamente el Dios eterno.





jueves, 17 de septiembre de 2015

Dios me sostiene y defiende

Con qué poco cuidado hablamos a veces de nuestra salvación. La salvación pertenece a Dios. Sus beneficios son nuestros. Su salvación es representada aquí como un agente protector. 

"Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido."  Salmo 18:35

Los escudos se usan en la batalla y en el conflicto. La salvación entonces, se vuelve una fuerza activa para protegernos cuando el enemigo ruge contra nosotras. Dios nos provee no solamente de salvación del poder del pecado que destruye nuestra vida, sino también como una protección contra la pena eterna del pecado. Satanás podrá acosarnos con sus mentiras, pero Dios levanta ese escudo y todos sus engaños quedan destruidos.

Mientras que Dios levanta Su escudo de salvación para nuestra protección, Él nos está sosteniendo con Su mano, dándonos fortaleza para vivir nuestra vida aquí en este valle. Ya que para la mayoría de las personas la mano derecha es la más importante, Dios pone lo mejor de Sí a nuestro favor. 
Me gusta imaginar al Señor sosteniendo el escudo de la salvación con Su mano izquierda y a Su hija con su mano derecha. Por lo tanto, Él está detrás y alrededor nuestro protegiéndonos y amándonos al mismo tiempo.

Es asombroso darse cuenta de lo que engrandece a la mujer cristiana. 
¿La disciplina, la enseñanza, la negación personal? No, es la bondad de Dios. 
El no viene avasallando y forzando Su entrada en nuestras vidas. 
El es amable y benigno con nosotras. Este es un aspecto definitivo de la personalidad de Dios y aquellas que han sido tocadas por Su benignidad han sido engrandecidas.

Él nos rodea, nos protege y nos sostiene con Su benignidad, y nosotras, querida Amiga, somos engrandecidas y privilegiadas cual ninguna otra criatura en este mundo.



martes, 15 de septiembre de 2015

Preparadas para vencer

Los momentos pasados con Cristo en las alturas nos preparan para las batallas aquí abajo. ¡Qué maravilloso maestro es el Señor para entrenarnos para la batalla!

"Quién adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce."  Salmo 18:34

Las distintas etapas de nuestra vida son empleadas en preparación, para saber sobreponernos y vencer los distintos obstáculos. He aquí la explicación de por qué ciertas tentaciones hacen sucumbir a algunas hermanas mientras que otras las vencen sin vacilar. Esta es una muy buena razón para no juzgar a nuestras hermanas.
Si has participado, querida Amiga en esta escuela de preparación para la batalla por un largo tiempo, deberías ser mucho más tolerante con aquellas mujeres que resbalan y caen antes de alcanzar la cima. La crítica y la intolerancia con respecto a los demás obliga a Dios a disciplinarnos para que veamos nuestras propias caídas y errores.
Nosotras podemos fallar, y esta falla puede darse en áreas en las que nunca soñamos que fuera posible un fracaso. Quizás sea un pecado oculto que no ha sido tratado debidamente delante de Dios, un vuelco en nuestro carácter, etc.

Dios ha puesto normas muy altas para nuestras vidas cristianas, y no se conforma con el nivel que a menudo suele dejarnos contentas a nosotras. Admitamos nuestras debilidades carnales. Tomemos una actitud de arrepentimiento cuando Dios nos revela esos puntos débiles. No permitamos que ese pecado nos venza y siempre tome ocasión en nuestras vidas. 
Dejemos que el Señor nos moldee a la imagen y estatura de Cristo.
Aprendamos de la vida de batalla. Fortalezcamos nuestro espíritu de manera que sea aún más fuerte que los mismos instrumentos que solemos usar para la batalla. Las victorias son imposibles sin la existencia de un conflicto.







lunes, 14 de septiembre de 2015

Dios de las grandes alturas

Las montañas de los Andes en Sudamérica, acusan el aire más claro y puro que jamás se haya respirado, así fue la descripción que me hizo una amiga. 
Alturas transparentes de cientos de pies se levantan alrededor de las ciudades y los poblados.

"Quien hace mis pies como de ciervas, y me hace estar firme sobre mis alturas."  Salmo 18:33

El sol se refleja sobre esas imponentes rocas grises haciendo hermosos juegos de colores y luces.
Por aquí y por allá se divisan valles de todas las gamas de verde, destacándose en medio de las grandes áreas de nieve y hielo. Los Andes son la cuna de cientos de criaturas, tanto grandes como pequeñas.
Un tipo de gacela que habita en estas montañas, marcha con sus pies segura sobre las piedras flojas y los peñascos salientes. Su cuerpo se balancea de un sitio a otro con extremada agilidad y en todo su ser se nota la alegría de vivir a plena naturaleza.
Nosotras tenemos pies seguros para andar en las alturas espirituales de nuestras experiencias cotidianas.
Respiramos el aire fresco del Espíritu y gozamos de las alturas por donde Él nos lleva. Dios nos coloca en estos lugares altos y somos elevados hasta Su presencia en pasos renovados de gozo real.
Moisés conocía al Dios de las cumbres. El pasó meses con Dios allí en un perfecto éxtasis.
Ser una mujer cristiana, no consta sólo del valle oscuro de las dificultades y sufrimientos, sino también de conocer al Dios de las alturas.
Querida Amiga, podemos ser elevadas a estas alturas y colocadas por Él allí. 
Disfruta con gozo y progresivo conocimiento del Dios de las grandes alturas.





viernes, 11 de septiembre de 2015

Un lugar especial

¿Has deseado querida Amiga, alguna vez poder caminar en un camino perfecto? "Mi camino" tiene un significado mucho más amplio de lo que el Señor quiere hacer con tu vida.

"Dios es el que me ciñe de poder; y quién hace perfecto mi camino"  
Salmo 18:32

Es fácil verse así misma como si fuésemos alguien más, para imaginarnos con más poder en algunas áreas espirituales. Pero a no desanimarnos con nuestra personalidad particular.
¿Por qué estás insatisfecha contigo misma? ¿Quién más podrías ser Amiga? ¿Quién más podría cumplir el lugar especial y único que Dios a escogido para cada una de nosotras? Dios ha desarrollado nuestra personalidad para que seamos instrumentos perfectos con el propósito de cumplir Su voluntad para un mundo perdido.
No cambiemos ni tengamos envidia de los otros. Ellos fueron escogidos para cumplir y llevar a cabo un papel diferente.

Nuestra personalidad sufrirá muchos cambios, muchas correcciones y modificaciones durante el curso de nuestra vida. Pero todavía ha de emerger como "yo" y ha de ser moldeada por Dios de la forma que a Él más le agrade y que sea de más bendición para los demás.
Dios siempre está dispuesto a ceñirnos de poder porque no ha de abandonar Su proceso de refinamiento en nuestras vidas. Y a medida que nos sometemos a Él, aceptamos y actuamos de acuerdo a Su perfecto proceso, encontraremos que "nuestro camino" es hecho perfecto.
Dios está aquí (aquí mismo donde estamos). Tengamos respeto por nosotras mismas, pues somos la esperanza de lo que Él está perfeccionando ahora.




jueves, 10 de septiembre de 2015

Dios... mi Roca

La roca es la parte más sólida y dura de la corteza terrestre. Está debajo de los océanos, de los casquetes polares, y se abre paso a través de las grietas con su enorme fuerza.

"Porque ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?"  Salmo 18:31

La mujer sabia construye su casa sobre una roca: nunca sobre un terreno suave y arenoso. ¿Sobre qué está construido querida Amiga, tu hogar? 
Los Proverbios hablan de la mujer sabia que construye su casa con sus propias manos y de la mujer necia que la derriba también con sus propias manos. Ambas usan el mismo método. La casa construida con amor y gozo es el resultado directo de los esfuerzos de la mujer. La paz está entretejida dentro de la trama de la vida familiar. La esposa sabia trae confort al hogar. Entrar dentro del hogar de una mujer sabia es toda una bendición porque allí se siente la presencia de Dios. Todo aquel que atraviesa su puerta siente los beneficios de aquel ambiente acogedor y hospitalario. Allí nadie es rechazado.

Y debajo de este hermoso hogar está la sólida fundación de Dios mismo, quién es la Roca. Un hogar centrado en la persona de Dios jamás podrá estar basado sobre el terreno movedizo y arenoso de las ilusiones del mundo. Dios, nuestro Señor, es la Roca que sustenta nuestra fe. Al tenerle a Él, disfrutamos de todos Sus atributos. Con Su presencia nos llegan los frutos del Espíritu. La longanimidad ocupa su lugar, y también el amor, la mansedumbre, templanza, el gozo, la paz, paciencia benignidad, bondad y fe.

¿Quién podrá compararse con nuestro precioso Señor? ¿Qué podremos encontrar fuera o dentro de nuestra imaginación que pueda satisfacernos como Él? Absolutamente nada ni nadie, pues Él es ÚNICO.






martes, 8 de septiembre de 2015

Más que vencedora

Dios nos da poder sobrenatural para vivir la vida cristiana victoriosa. La imagen que tenemos del guerrero en el texto de hoy es de fortaleza, belleza, proezas físicas y valor.

"Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré muros."  Salmo 18: 29

El alma no envejece, y unida a Dios se siente fuerte y audaz. Si está en Cristo, querida Amiga tu alma está limpia y completamente liberada.
Las tropas se amotinan a tu alrededor. Sus armamentos son fuertes y brillantes. Cada fuerza en esta tropa está equipada con fieros dardos y filosas lanzas.
Palabras de burla y blasfemia salen de sus bocas cuando ella corre en medio de ellos, fortalecida por Dios. Su rostro está lleno de calma y seguridad, y su victoria es un hecho consumado.

El pasar a través de las tropas enemigas será siempre una experiencia que nos ayudará al crecimiento. El ver la fidelidad de Dios para fortalecernos en nuestras luchas y tentaciones refinará nuestra fe. Pero adelante puede haber otra dificultad, una enorme pared, tan alta como una montaña. Está en dirección recta siguiendo nuestro camino, y amenaza con cerrarnos el paso. 
Este problema es diferente, nuevo, y humanamente imposible de resolver.

Entonces nos acordamos de nuestra Fortaleza, el Señor Jesús. Nuevamente tomamos una rápida visión de la guerrera que fuimos en tiempos pasados; de nuestra agilidad, belleza y valor. Recordamos las tropas a través de las cuales corrimos como vencedoras y ahora el muro parece tan pequeño y fácil de vencer. ¡Corre, guerrera, corre con Jesús y salta ese muro! 
¡En Cristo somos más que vencedoras por la fe!






lunes, 7 de septiembre de 2015

Lámparas encendidas

Nuestras vidas son similares a las lámparas. Algunas son largas, otras cortas, pero muy lujosas, y otras muy prácticas y ordinarias. La luz de cualquier lámpara ilumina desde dentro a medida que el pabilo quema las paredes de cera haciendo luces y sombras.

"Tú encenderás mi lámpara; Jehová mi Dios alumbrará mis tinieblas."  
Salmo 18:28

¡Qué hermosa promesa encontramos en el texto de hoy! ¡Eres Tú, Dios, quién encenderá mi lámpara!
Dios mismo, mi Creador, escoge el instante preciso en la historia para darme la vida. Mi vida ya está planeada desde antes de las edades para traer gloria y honor a Él. 
¿Será mi lámpara de corta o larga duración? ¿Gastaré muchos años iluminando lugares equivocados, haciendo cosas innecesarias o usando mi luz para propósitos egoístas?

Una nueva promesa... El Señor mi Dios alumbrará mis tinieblas. Una lámpara no sirve para alumbrar hasta que no esté encendida. Y cuando está encendida, las tinieblas del pecado deben retroceder y disiparse. La oscuridad no puede prevalecer frente a la luz, pues la luz la arroja afuera.
Al entrar a una habitación a oscuras, inmediatamente alargamos nuestra mano buscando la llave de la luz. Supongamos que oprimimos esa llave, pero hallamos que la bombilla de la luz está quemada.
Entonces buscaríamos en nuestros bolsillos algo para iluminar, el celular, o unos fósforos, una vez prendidos, la atención en la habitación estará enfocada en esta pequeña luz.

El terror de la oscuridad queda completamente atrás a medida que la luz va penetrando.
Esta es nuestra vida, querida Amiga, y ese es el propósito para el cual el Señor nos tiene en esta tierra; para iluminar la oscuridad con la luz brillante del Salvador.







miércoles, 2 de septiembre de 2015

Toma tiempo

Nuestro Padre es un Dios de paciencia. Nunca obró apurado por relojes ni horarios. La misma creación natural de Dios permanecerá aún después de que el hombre haya dado su último suspiro.

"Todo lo hizo hermoso en su tiempo"  Ecles.  3:11.

Cualquier cosa que sea de valor y fuerte en substancia toma mucho tiempo para ser hecha y mucha atención y habilidad.
Miremos la belleza de la naturaleza a nuestro alrededor. No solamente las cosas que podemos ver, sino también los sonidos de la naturaleza. La gente ciega tiene el sentido del tacto y el oído increíblemente desarrollado. 
Para ellos la belleza es algo diferente que para aquellos que podemos ver.

Miremos ahora la belleza interior; los dones del Espíritu Santo en otras mujeres cristianas. Son verdaderas bellezas espirituales que iluminan a cada persona y le infunden la verdadera luz de los cielos. ¿Has visto en alguien cualidades como el amor, la paz, la amabilidad? Entonces, querida Amiga, has comprobado la belleza de Dios, la que el salmista llama "la hermosura de la santidad".

El Señor Jesucristo es la perfección de la belleza. Todo lo que hay a su alrededor es hermoso y agradable y nosotras podemos ser como Él. No importa cual sea nuestra apariencia externa.

¿Deseas ser hermosa para el Señor? Toma tiempo para embellecer tu carácter todavía  más que tu rostro y no te impacientes. Él desea que tú lo seas.